A mi me entusiasma ésta película. Historia desencantada, triste, completamente pesimista sobre las relaciones humanas, es además honda, intimista y hasta cierto punto hermética.
Extraña combinación la de la hondura y el hermetismo que me recuerda a algunas películas tardías de Chabrol.
Obviamente ésta primera película debe su atípica combinación más a un insuficiente manejo de la escritura dramática cinematográfica, propio de una primera película (recordemos Días de Santiago y La teta asustada, audaces e imperfectas), que al sofisticado enfoque del prolífico cineasta francés.
Es además un cine que vuelve a situar el trabajo sobre la complejidad del personaje y la interpretación del actor en primer término, humanizando la experiencia cinematográfica al límite y alejándose, al mismo tiempo, del canon contemporáneo, que ensalza los aspectos plásticos o formales.
Y es en éste punto en el que experimento una extraña sensación. De forma opuesta a la frustración que me deja la escena final de la película se amplifica en mi, mientras regreso caminando a mi casa, una sensación envolvente y melancólica que, intuyo está contenida en el relato de una manera indirecta, soterrada...
...En las melodías tristes y premonitorias, en los tonos cálidos y fríos que se superponen a lo espacios de intimidad. En la altisonante combinación de sexualidad explícita y la sublimación romántica...
Aspectos que le dan finalmente carácter y pertinencia a este primer ejercicio cinematográfico.
Wilhelm Röntgen